Había una vez un niño llamado Javier. Siempre jugaba con su sombra, hasta que un día, Javier vio una sombra diferente .Miró hacia atrás y no vio a nadie.Sintió pánico, miró la sombra y esta se había comido un trozo de la suya. Javier corrió hacia el laboratorio de su padre y la sombra le seguía. El niño cogió una linterna y apuntó a la sombra. La sombra cayó hasta que desapareció. Creyó que la sombra había muerto y se marchó. La sombra llena de rabia se puso de pie. Ya no estaba en la pared. Vivía fuera como una mancha negra. La mancha se fue de la casa, se comió a más sombras y creció, creció…
Los ciudadanos ya no tenían sombra y no podían protegerse del sol. Javier sintió mucho miedo. Se armó con una linterna y con mucho pánico él dejó que la mancha le comiera. Enfocó su linterna al corazón de la mancha, ésta se debilitó hasta que murió.
Todo el mundo volvió a tener su propia sombra.
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