domingo, 4 de mayo de 2014

LA MISTERIOSA CUEVA DE SALAMANCA

Resumen de lo que aprendimos en la visita a LA CUEVA DE SALAMANCA. LA MISTERIOSA CUEVA DE SALAMANCA La clase de 4º C del CEIP Pablo Picasso hemos realizado una visita cultural a Salamanca. Al principio de la visita, nos llevaron a una plazoleta que en la antigüedad no era tal placita. Era una iglesia de los francos llamada San Cebrián. Se construyó en el siglo XII y está en ruinas desde el siglo XV. Raimundo de Borgoña, ayudante del rey, como en Salamanca había pocos habitantes, consiguió que algunos francos fueran allí cogiéndose una parte de la ciudad y construir su propio barrio y su iglesia, y así con todos los inmigrantes. La iglesia, como era tan pequeña, no cabían las personas. Decidieron derrumbar la pared del final y ponerla contra la muralla. Como no tenían sacristía, para que el cura se cambiara, la hicieron bajo tierra; debajo de la iglesia. De repente, se encontraron con la muralla y la rompieron. La redondearon con un semicírculo. La gente cuando tenía alguna duda bajaba por las escaleras a preguntarle a él. Como la sacristía estaba muy oscura la empezaron a llamar la Cueva de Salamanca. Años después, en las universidades no podían estudiar matemáticas, geografía y astrología… Siete estudiantes tenían curiosidad por aprender esas materias. Así que por la noche se reunían para estudiarlas, en la sacristía bajo tierra de la iglesia de San Cebrián a escondidas. LA LEYENDA Según una antigua leyenda siete estudiantes estaban aprendiendo magia negra. El 98% de las personas creían que el profesor era el Diablo y el resto el ayudante del cura. Al Diablo solo se le veía el rostro y la mano derecha. Las clases duraron 7 años y eran en la sacristía de la iglesia de San Cebrián. Al final de las clases hicieron un sorteo para decidir quién tenía que pagar las clases de todos. Le tocó al Marqués de Villena. Él se negó a pagar porque sabía que era un truco de sus compañeros. El Diablo le encerró en la sacristía. Pero él era su mejor alumno y tenía miedo de que fuese más listo que él. Así que le encerró en una tinaja. Aun así todos los días iba a ver si estaba. El Marqués, aburrido de estar allí atravesó la tinaja. Para que el Diablo no le pillara, dejó su sombra. Pudo darse paseos por Salamanca mientras que el Diablo comprobaba que estaba allí, Pero por la noche, porque por el día la gente le miraba raro y era porque no tenía sombra. Pasamos un día estupendo y aprendimos mucho.

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